Nos conocimos en los primeros meses del año 2000, en un momento en el que para muchos era incomprensible creer que se podría formalizar una relación, a partir de un medio tan impersonal como era considerado el Internet.
Hoy en día pienso que él me encontró a mí y yo lo encontré a él... Aunque ambos tengamos nuestras familias, dándonos el apoyo y bendiciéndonos con muchísimos actos, ninguno de los dos tuvimos que salir de la casa para tener la libertad de ser personas gays, porque ya lo éramos. Decidimos por nuestra propia elección salir de cada nido para formar un hogar, por lo que, constituimos una unidad completamente independiente con deberes y responsabilidades, teniendo perfectamente claro que aunque contemos con familia y amigos, sabemos que al final del día nos tenemos los dos para todo.
Han existido momentos en los que ya sea uno o el otro, ha estado sin trabajo... Recuerdo una ocasión en la que era difícil para él ubicarse en el mercado laboral donde le correspondía ejercer de acuerdo con su profesión. Durante todo ese tiempo tuvo mi apoyo incondicional, gracias a Dios afortunadamente no tuvimos emergencias por quebrantos en la salud, porque el seguro médico estatal que me ampara como trabajador, cotizante y acreedor a las garantías sociales, no lo hubiera al igual que hoy respaldado. Pasó más de medio año, antes de que se insertara en el mercado laboral, pero la recompensa de esperar, fue que a la fecha de hoy él ha logrado hacer carrera en su profesión y seguir creciendo como persona que con su aporte como trabajador asalariado, fortalece un sistema público de salud, educación, seguridad e infraestructura, para todas y todos los ciudadanos de este país, sin distinción de color y/o posición social.
A la vuelta de la esquina… años más tarde me ocurrió a mí…, estuve desempleado durante algún tiempo, con lo cual vino su apoyo incondicional en todo momento, fue algo que me conmovió mucho, cuando me di cuenta que dependía de él para poder mantenerme en todo nivel, jamás pensé que era un favor que se me devolvía, si no que contaba con el soporte de alguien que estaba allí para sostenerme cuando yo lo necesitaba, a esto hubo que adicionarle el factor enfermedad, pero ello a su vez se convirtió en bendición, cuando debido a la necesidad tuvimos que recurrir a engañar el Sistema de Salud y lograr que se me recetará la medicación a partir del seguro de mi pareja, ya que por las debilidades del Sistema era yo ahora, quien estaba en una notoria desventaja. De otra forma sin trabajo, sin dinero y enfermo el asunto se hubiera aún tornado más grave, en todo caso al final, tantos años cotizando para el Sistema y ahora no podía disfrutar de los beneficios del mismo, por mi condición de desempleado. Si!... fue un engaño, un artilugio buscado para encontrar una salida, pero no quedó más remedio…
Después de cinco largos años de relación, pensamos por primera vez en comprarnos nuestra propia casa, para lo cual, indudablemente necesitábamos financiamiento, como lo hace cualquier pareja hoy en día (salvo aquellos que pueden pagarla de contado, que no está de más decir que son los menos…), pero con el agravante de que por ser una “pareja gay”, de plano sabíamos que no éramos sujetos de crédito para una entidad bancaria, ya que aunque teníamos una relación estable, no está categorizada como consanguínea, civil y/o legal; por lo cual, tendríamos que recurrir nuevamente a un artificio para lograr que un banco nos prestara el dinero… Hoy en día tenemos nuestra casa, la propiedad está a nombre de ambos, pero el artilugio que utilizamos para poder sacar ese crédito, fue un sacrificio muy lindo y un precioso acto de compresión, que sin la ayuda de mi hermana, no lo hubiésemos logrado... Valió la pena fingir por un momento que no éramos algo que si éramos... Causó pena, tener que ser el “cuñado” de mi pareja por un día en varias ocasiones reiterativas, pero nuevamente he de indicar que sólo con estas pequeñas “patrañas” dos ciudadanos logran un cometido o un beneficio justo diciendo lo que no es cierto…
Hoy hemos logrado asegurar nuestro patrimonio, el trámite de hacer testamentos genera gastos, pero no quisimos optar por recurrir a una Sociedad Anónima, porque no lo somos, existimos y no consideramos que haya que esconderse por ser nosotros, recurriendo a una “Fría S.A” y dejar de ser... En la vida hay que ser práctico, pero tampoco las cosas que uno ama, se tienen que empezar a llamar con nombres vacios y sin sentido, muchas veces el Sistema en definitiva nos obliga.
Hace pocas semanas, realizamos trámites para tener cuentas bancarias compartidas, cuando completé el espacio de “parentesco” en la fórmula bancaria, su nombre pasó de ser mi alma gemela, mi otra mitad, mi compañero; a ser sólo “mi amigo” en ese espacio y no es que no lo seamos, claro que si… pero el resto de lo que hemos vivido queda fuera de ese pequeño reglón en el papel, sólo por tener que quedar bien. No obstante, prefiero que nos llamen “amigos”, aunque no es lo que sentimos, a que nos digan “socios”, que dicho sea de paso, los gastos no son tan representativos si sólo somos amigos, comparado con los costos y el enjambre jurídico que se debe preparar, para vivir la mentira de conformar una Sociedad Anónima.
Ya han pasado 10 años desde que estamos juntos, somos dos adultos, estamos envejeciendo y creciendo, cada vez somos más unidos, en algunas ocasiones con más contrariedades que antes, pero con más facilidad y herramientas para resolver cualquier cosa, porque nos vamos volviendo mañosos, ya que no hay otra forma, pero ¿será justo que tengamos que basarnos en artilugios para lograr apenas equipararnos un poco con quienes también son ciudadanos y si gozan de la venía del Sistema?, ¿tendrán los demás, los que hoy no conviven con alguien pero ansían hacerlo, los que ya han convivido con alguien, los que apenas inician y no saben lo complicadas que se ponen las cosas en el proceso, esperar a que esto les afecte directamente, para actuar… o seguir pensando “ah… de todos modos eso no me afecta a mí y en todo caso para eso existen mecanismos, por medio de los cuales se puede resolver…” y tener que vivir una mentira durante el proceso de sus vidas por complacer a una sociedad con una dualidad moral tan compleja?, y en nuestro caso particular ¿qué nos debe importar a los dos, creer que las cosas deben ser más fáciles, si ya mucho lo hemos logrado?, pero a sabiendas de que hay un futuro y una serie de circunstancias que a la vuelta de la esquina van a aparecer, como son la vejez, la jubilación y la enfermedad.
Razón por la cual, queda suficiente material para seguir tratando de equipararse con los demás, ya que igualmente somos personas libres, independientes y responsables, con derechos y obligaciones, pero en una notoria desventaja, en este pequeño país llamado Costa Rica.
Agosto, año 2000